martes, 13 de agosto de 2019

LOS MARTIRES

La fe, no es certeza, es creer, conmoverse en la certeza, es entrar en el palacio de Dios, acceder a su intimidad. El mártir iba al suplicio alegre, jubiloso, gozoso y con docilidad amorosa, en cambio la entrega de Jesus a la pasión es diferente. sufrió en la decisión en el huerto de los Olivos, hubo muchos momentos de silencio, razonó y perdonó en momentos de maximo tormento, estuvo en todo momento en estado de atención. Esta capacidad de serenidad que tuvo Jesucristo, donde solo hay lugar para el delirio,  es asombroso.


¿Cual era la diferencia? En el mártir debido a su toma del cuerpo de Jesus en la Eucaristia, iba al sacrificio con Jesus dentro, yo creo, sin duda alguna, que en este trance Jesus le reconfortaba y le contaba cosas del cielo, de ahi la felicidad que experimentaba esa persona. En la Pasión, Jesucristo, estaba solo, lo abandonan el Padre y los apostoles, solo al final al pie de la cruz estan su madre, Maria Magdalena, San Juan y algunas mujeres, y es que con este acto Jesus estaba, nada menos, que redimiento a todos los hombres, nuestro salvador nos estaba amando, en ese trance, para nuestra salvación, la raza humana habia cogido un rumbó directo al estravio y la perversión, sin este padecimiento de Cristo hubieramos llegado a la corrupción universal y absoluta.   

Su iglesia se ha convertido como un oasis en el mundo. Actualmente la religion mas perseguida es la Cristiana, en una ocasión vi una fotografia de una rotona, donde los vehiculos circulaban normalmente como en una ciudad occidental, y en medio de la misma habia un cristiano crucificado lleno de sangre y hasta creo que con una corona de espinas, repito, no estamos hablando de hace 2000 años sino de pleno siglo 21. En otra ocasion vi otra foto de tres cristianos que estaban apunto de ser ejecutados por yihadistas, la cara se les veia muy de cerca, su expresion era similar a la de la sabana santa.

La animadversión del mundo a la doctrina de cristo sigue tan viva como en la epoca romana. 

La fuerza extraordinaria de todos los cristianos, que han sufrido martirio, es uno de los pilares fundamentales de la Iglesia Catolica.

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